Los títeres de guante son un arte y un oficio. Clara Corte nos habla de ambos aspectos de su trabajo.​

Durante las nueve noches del Carnaval, los alegres corren por las calles festejando detrás de un muñeco que representa al Diablito. La gente se fotografía con él, es un orgullo cargarlo mientras se baila de una a otra invitación. Se lo desentierra del mojón para que comience la fiesta el Sábado de Carnaval y se lo entierra el Domingo de Tentación, ya bien entrada la madrugada.

A un pueblo que reconoce en ese muñeco el símbolo de su alegría, nacida de la cosecha, no le puede resultar extraño el arte del títere. Clara Corte nos habla de ese oficio que aprendió en el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, un ámbito tan cargado de historia, y comparte con nosotros recuerdos, reflexiones sobre su hacer, el nombre y la trayectoria de su títere preferido y la idea de que las emociones, vestidas con el ropaje de cada cultura, son en el fondo las mismas para todos.

Su modo es el de los títeres de guante, aquellos que más genéricamente conocemos como títeres, y en sus obras llama la atención el tratamiento delicado de las expresiones y modos jujeños, aunque se trate de una versión de Doña Flor y sus dos maridos, inspirada en la novela del bahiano Jorge Amado. Nos cuenta que no es algo intencional, que les escapa a los estereotipos, sino que son cosas que la traspasan. Lo mismo sucede con la memoria y con la historia jujeñas.

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Fotos de iNTUiCiONES con Clara Corte

En esta ocasión conversa con Gisela Sarabia, cuyo aporte se suma al equipo de iNTUiCiONES.