Para participar de la festividad de Santa Rosa de Lima, Patrona de Purmamarca, compartimos la reproducción en cerámica de la imagen de la Santa, obra de Claudia Jerez donada a la capilla, y el rescate del bailarín Rolando Alavar sobre la celebración de los samilantes.

El video inicia con un angelito de Barbarita Cruz porque allí nace una tradición artística que se continúa con Esperanza Cruz, madre y maestra de Claudia Jerez. La imagen de Santa Rosa se fusiona con un registro de la danza del suri de fines de los noventa. El bailarín es Rolando Alavar y la música en charango es de Severo Huarita Colque, tal como lo ejecutaron para una muestra artística de los Talleres Libres de Artes y Artesanías de la Quebrada de Humahuaca.

El retrato de Santa Rosa tiene también su historia. La conocemos gracias a una tradición entonces vigente en los conventos: las enclaustradas eran retratadas tras su fallecimiento. Que no se lo permitieran en vida tiene que ver con la formación espiritual que se les impartía. Se lo hacía póstumamente para recordar a una probable santa, como lo fue en este caso.

Pero las imágenes de bulto no suelen ser de arcilla, material que se vincula más bien a la tradición artesanal de nuestro pueblo. En este caso corresponde a la escuela iniciada por Barbarita Cruz con sus angelitos y pesebres. Claudia Jerez es hija y fue alumna de Esperanza Cruz, discípula de Barbarita.

Nos cuenta que “esta obra la realicé en agosto del 2015 como oportunidad de poder plasmar a la patrona de nuestro pueblo. La Virgencita hoy se encuentra en la capilla porque la doné ese mismo año. Utilicé la técnica de plancha, y de macizo para el rostro. Para la decoración utilicé engobes, el mantón tradicional negro con manganeso y el ajuar blanco con parte de arcilla blanca. El Niño lo hice desde el macizo y su vestimenta tiene mucho trabajo de textura”.

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RECUERDOS DE ROLANDO ALAVAR

Ya en mi época de bailarín, en mi etapa de formación, armamos un cuadro que se llamaba Casabindo con la puesta en escena de la procesión, del toreo de la vincha, incluido el tema de la danza de los samilantes y la danza de los cuartos. De ahí me nació la inquietud.

Es la única danza que los estudiosos del folclore no han transcripto coreográficamente ni musicalmente, porque precisamente es como una danza que subyace, es ritual y ceremonial a la vez. Las otras son bailadas en cualquier evento, en cambio estas tienen su momento y tienen una razón de por qué se la danza.

He podido apreciar entre seis y ocho pasos que van marcando los cambios de movimiento y los ritmos. Hay unos cruces de frente, hay retrocesos, hay avances y el guía o la persona más adulta es la que va dando la voz de aura, los va guiando en los cambios de frente, cuando van a hacer la salutación, cuando van a hacer la reverencia.

Comienzan con los pasitos saltados y van alternando con la inclinación del cuerpo en reverencia hacia el lateral izquierdo y hacia el lateral derecho, con ambas manos y los penachos de pluma. En la reverencia entrecruzan los brazos a la altura de los pectorales tres veces, y luego viene el cruce de frente, se ponen de frente como en un puente, y en cuatro compases cambian de lugar.

Los celebrantes vienen de Lipán, de San José del Chañi, de Moreno, de Barrancas, es gente de la Puna que ha bajado a la Quebrada por cuestiones de trabajo. Yo me incorporé en la comunidad como docente y empecé a relacionarme con las personas mayores que la practicaban. Como soy descendiente de purmamarqueños, me abrieron un poco las puertas. Me decían: pero usted profe no sabe nada, esto se hace así. Ya que quiere aprender le vamos a enseñar.

Lo tomé como parte de mi enseñanza y lo empecé a transmitir a mis alumnos para que no se pierda. En una fiesta patronal me acuerdo que había dos personas mayores de la comunidad, don Puca y don Liquín, pero faltaba otra pareja más y participamos. Estaban los trajes porque me dije que no puede ser que Purmamarca, mi pueblo, no tenga su propio vestuario, así que con los Talleres Libres elaboramos los cuatro trajes y pusimos a disposición de la comunidad.

Generalmente se transmitía en el entorno familiar, en las festividades más que nada y era para el pedido del agua, o por ahí cuando corría mucho viento norte, porque el suri es el ave que domina el tema de los vientos. Yo me anoticiaba de que participaban los danzantes, me llegaba a la comunidad, participaba activamente, registraba con la filmadora y después ya conocía, me presentaban a las personas que danzaban, empezaba a investigar el cómo, el cuándo, y me invitaban a danzar con ellos, a compartir un momento muy significativo en su vida en cuanto a la espiritualidad, a su concepción del hombre.

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ALGUNAS PALABRAS DE DOS SAMILANTES